¡Ven amigo, sígueme! Sencillas y escuetas
palabras, pero que quizá, pronunciadas en el momento oportuno, puede ser todo
un bálsamo para la persona que las escucha.
No somos muy dados a ofrecer nuestro apoyo
a otras personas si no nos lo piden; sabemos que necesitan nuestra ayuda y, sin
embargo, esperamos a ver si nos la piden y puede que la otra persona no se
atreva por miedo a ser rechazado ¿Qué sentido tiene guardar nuestra bondad, si
ésta, si no la ofrecemos, si no hacemos uso de ella, no podemos guardarla, ni
atesorrarla, ni nos da más valor?
Parece que, en la sociedad en que vivimos,
sólo damos nuestro apoyo, cuando hay una catástrofe y en ella hay vidas humanas
que salvar, lo cual está muy bien, es muy loable y muy solidario; pero ¿por qué
no hacemos lo mismo, por tantas y tantas personas, que a diario precisan
nuestra ayuda, con pequeños gestos, que a veces, sólo es una muestra de cariño?
NO TE GUARDES LOS ABRAZOSQUE PUEDAS DAR
No hay comentarios:
Publicar un comentario