Si tú me ayudas, yo te ayudo y, si todos
nos ayudamos, todos salimos ganando. Una simple ley de compensación que no
deberíamos olvidar nunca.
Pero esto, por desgracia, no siempre es
así. Quizá no nos lo enseñaron de pequeños o puede que la sociedad esté tan
viciada que ya no sepa valorar a quien te ayuda. Lo que sí es cierto y, eso
nadie lo puede negar es que, en cuanto recibimos una ayuda, estamos pensando en
cómo devolver el favor; otra cosa es que, después lo echemos en el olvido y
"si te he visto no me acuerdo".
De todos modos, si puedes ayudar, ayuda, si
en ese momento no te es posible, busca el momento, si aún así tú no puedes,
busca a quien pueda hacerlo; pero nunca te permitas el lujo de no ayudar a
quien te lo pida, porque quizá, un dí, tú precises de su ayuda.
UN ABRAZO PUEDE SER UNA BUENA AYUDA
No hay comentarios:
Publicar un comentario