Ten cuidado con lo que hablas y, sobre
todo, con quién lo hablas. No olvides que esa persona también tiene sus propios
amigos y éstos, a su vez, otros.
Todos, sin darnos cuenta, en algún momento,
hemos dicho lo que no deberíamos a la persona equivocada. Nunca estaremos
seguros de nuestras palabras, unas veces, por creer que podíamos confiar en esa
persona y otras veces por no pensar bien lo que decimos. Lo cierto es que nos
equivocamos y después tenemos que acatar lo que nos venga.
Es muy difícil controlar todo cuanto
hablamos, porque dependiendo de nuestro ánimo, es posible que hablemos más de
la cuenta, sőlo por querer aliviar nuestro pesar.
Pero es una ley natural que todos busquemos
el apoyo en los demás, por eso, no te aflijas tanto por lo que dijiste, eso ya
es agua pasada. Alégrate por lo a gusto que en ese momento te quedaste.
UN ALIVIADO ABRAZO
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