Muchas veces me gusta leer lo que no está
escrito, cojo un folio en blanco, paso la mirada y leo lo que quiero.
Realmente, me fascina esta lectura.
¿Has probado alguna vez a hacer esto? Coge
un papel en blanco, no importa el tamaño, pasas la vista por él y vas moviendo
como si hubiese algo escrito. Te sorprenderá la cantidad de palabras y frases
que puedes llegar a leer si te concentras bien. Serás capaz de leer hasta
párrafos enteros con total nitidez y, lo que es más sorprendente aún, leerás
aquello que tu corazón te dicta, al igual que un escritor pone sus dedos en el
teclado y escribe sin parar.
Esta hoja en blanco se puede convertir en
tu mejor aliada para exponer en ella todo cuanto deseas cambiar; tanto lo malo
que desees desechar, como lo bueno que desees recordar. Ésta hoja, se
convertirá en tu mejor obra de arte; obra que siempre puedes usar, cuando y
donde quieras.
UN ABRAZO NUNCA SE QUEDA EN BLANCO
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