Hay momentos en los que debemos de ser un
poco agresivos, porque de no serlo, te quedas en tierra o te dejan atrás. A
veces uno tiene que ganar su territorio y hacerse valer.
No digo que alzar la voz esté bien, pero en
ocasiones es la única forma de que te escuchen. No tiene por qué ser un ordeno
y mando, no, eso nunca debemos de hacerlo, únicamente debemos alzar la voz para
que la otra persona se dé por enterada, siempre que no nos quede otro recurso.
Debemos ser flexibles como el junco pero
duros como el acero. Es más bien un tira y afloja, donde lo que deba de imperar
sea el respeto, la tolerancia y la responsabilidad.
Evitemos en lo posible ser agresivos, pero
si en algún momento de la lucha necesitas serlo, tampoco te sientas
acomplejado.
UN ABRAZO SIN AGRESIVIDAD
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