Si das y das de corazón, tranquilo, que
algo recibirás.
Al final lo que se pierde por un lado, se
gana por otro o lo que es lo mismo, "las gallinas que entran por las que
salen".
Suele suceder que cuando damos algo, sea
material o afectivo, es posible que no recibamos respuesta inmediata y nuestra
mente ya se pone a la defensiva creándonos todo tipo de dudas sobre si hicimos
bien o hicimos mal al dar o al pronunciarnos. Pero no debemos desesperar porque
puede que aquello que vamos a recibir sea mucho más de lo que esperamos y, es
posible, que aún no sea nuestro mejor momento.
Es cierto que los pequeños favores o
pequeños regalos que nos hacen, queremos devolverlos enseguida con otro detalle
más o menos de la misma valía, pero no siempre es así y, por ello, no debemos
de inquietarnos.
Demos lo que demos, lo mejor es olvidarnos
de recibir algo a cambio y así cualquier dádiva que después recibamos será de
gran alegría
UN DADIVOSO ABRAZO
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