Quien más quien menos, todos somos
cotillas. No se libra nadie, no importa si vemos una revista o la televisión,
vamos paseando por la calle o por la paya, siempre encontramos algo para hacer
un cotilleo.
¡Ay, el cotilleo! ¿Qué haríamos sin él?
Parece increíble, pero resulta hasta necesario, mientras no lo hagamos con mala
intención y en tono de crítica, todo irá bien. Pero debemos tener cuidado si lo
que cotilleamos no es cierto, porque podemos hacer daño a los demás. Es cierto
que si no sabemos de qué cotillear, podemos, incluso inventárnoslo.
Hagamos lo que hagamos, digamos lo que
digamos, todos estamos expuestos a que hablen de nosotros y en muchos casos a
que hablen mal. Seamos prudentes con nuestras palabras para no caer en la
tentación de hablar mal de los demás.
UN ABRAZO NO PRECISA DE COTILLEO ALGUNO
No hay comentarios:
Publicar un comentario