Hay tantos salvadores del mundo como
personas existen. Quien más quien menos, en su momento, ha resuelto la gran
mayoría de los problemas de otros. Curiosamente los suyos los deja sin
resolver.
Asi de atrevidos somos para resolver todo
mal que afecta a la humanidad, ni idea tenemos, pero nos atrevemos a vaticinar
que nosotros, pobres diablos, nosotros, lo haríamos todo mucho mejor ¡ya! ¡Qué
le vamos a hacer! Siempre es más sencillo resolver otros asuntos que los
propios. Quizá sea porque no nos afectan tanto, ni afectiva ni económicamente y
podemos analizar con más tranquilidad y objetividad.
Lástima que toda la energía que empleamos
en otros no la utilicemos en solventar nuestros problemas y nuestros pesares,
sin duda alguna, nos iría mucho mejor.
UN SALVADOR ABRAZO
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