A veces somos
tan aburridos que solemos contar las mismas historias ¡claro no tenemos otra!
pero lo que es peor, se las contamos a las mismas personas.
Siempre es
igual, nos repetimos y nos repiten los mismos chistes, las mismas bromas, a
veces de mal gusto; las mismas historias, sin darnos cuenta de que quienes nos
escuchan, ya están hartos de oírnos y seguimos creyendo que les hace gracia.
Si alguien te
viene contando la misma película, una y otra vez, por favor, díselo, es posible
que le ayudemos a que cambie su repertorio y también a que no se crea lo que no
es. Seamos sinceros con los demás, porque seguramente, a nosotros también nos
gustaría que lo fueran.
UN ABRAZO LIBRE
DE TODA HISTORIA
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