Hay momentos en
que todo parece estar igualado, todo parece estar en orden y controlado; pero
cuando menos lo piensas, y sin darte cuanta, ocurre algo y todo se descontrola.
Admiro a las
personas que no se obsesionan con tener todo controlado, es una gran suerte, ya
que jamás podemos tener todo bajo control y, por otro lado, cuanto más control
queremos tener, más lo perdemos.
Cierto es que
debemos llevar un orden en la mayoría de nuestros actos; pero si retrocedemos
un poco en el tiempo y analizamos nuestra vida, cuando mejor lo hemos pasado y
más bellos momentos hemos vivido, fue cuando perdíamos el control, aquellos
momentos en que no tuvimos la preocupación de mirar si lo hacíamos bien o mal,
bailamos, reímos, bebimos y compartimos momentos de alegría sin pensar en nada
más.
No permitas que
el control de tu vida amargue tu existir.
UN DESCONTROLADO
ABRAZO
No hay comentarios:
Publicar un comentario