Hay ocasiones en
las que vemos más allá, otras en cambio, no somos capaces de ver ni lo que
tenemos delante de nuestras narices.
Así nos suele
suceder que, para ver lo que tenemos, nos tenemos que alejar; estamos tan
ensimismados en nuestro quehacer diario, en nuestras preocupaciones, en
nuestros pensamientos, que no somos capaces de ver ni quién tenemos al lado o
lo que poseemos, llegando a pensar, que aquello que vemos más allá es mucho
mejor.
No te engañes
más, por favor, da unos cuantos pasos hacia atrás y observa lo que la vista te
ofrece ¿te gusta lo que ahora ves? pues empieza a valorarlo un poco más.
UN CERCANO
ABRAZO
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