No
quiero que pienses en lo que te digo si no que entiendas qué te digo, eso debes
de pensar cuando hable alguien contigo, ponte en su lugar.
Parece
algo sencillo el ponernos en el lugar del otro, pero créeme, no lo es. Saber
qué puede pensar el otro es bastante complicado, dado que ni nosotros
controlamos nuestra manera de pensar y, si encima, le añadimos la situación por
la que está pasando la otra persona, imagínate.
¿Cómo
debemos actuar para que nuestro mensaje cale en la otra persona, cómo le
podemos ayudar y qué le puede aportar lo que le digamos? Estas cuestiones
deberíamos de planteárnosla siempre ante cualquier comunicación que tuviéramos,
seguramente les llegaríamos a entender mejor y ellos también nos comprenderían.
Hagamos
sencillos mensajes que tengan sentido y aporten un bien común.
UN
ABRAZO CON EMPATÍA
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