Las cosas nunca van a salir como las hemos
previsto. Podemos aproximarnos e imaginar cómo van a ser, pero la realidad
puede ser bien distinta.
Tendemos a programar cada momento y, sobre
todo, celebraciones y reuniones de trabajo o de cualquier tipo, pero llegado el
momento, lo que hemos imaginado se parece bien poco a los hechos que acontecen;
sólo queda el escenario, este es inamovible; las personas que allí acuden no
parecen las mismas que habíamos imaginado, ni siquiera sus atuendos. Es la
realidad del día a día, nada se parece a lo que habíamos planeando y, sin
embargo, pasamos mucho tiempo planificando. Claro que el que nada planifica a
pocos sitios llega.
Quizá, deberíamos vivir más el instante y
pensar menos en cómo va a ser el momento siguiente, porque éste siempre cambia
al igual que cambian nuestros pensamientos. Disfruta este momento sin pensar en
el después.
UN ABRAZO DALO SIN PLANIFICARLO
No hay comentarios:
Publicar un comentario