Es tan fácil ser
reactivo que nos olvidamos de ser proactivos. Tendemos a defender cualquier
causa que nos incomode sin tratar de saber los argumentos de la otra persona.
Cada quien es muy
libre de defender lo que desee, siempre y cuando no falte al respeto a los
demás, cosa que, en muchas ocasiones se suele dar. En cuanto una conversación
empieza, cada uno de los integrantes trata de que el otro valore su posición,
entablan tal debate que ya sólo piensan en lo que quieren decir sin escuchar lo
que el otro está diciendo y, cuando aflora la palabra respeto, enseguida se
ponen a la defensiva.
Esto es así,
siempre fue la misma historia, difícil de cambiar, pero quizás pudiéramos ser
un poco más tolerantes y seguro que así nos ganaríamos el respeto.
UN PROACTIVO
ABRAZO
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