Aquellos vientos
que soplaron ya se alejaron y ni siquiera extendiste las velas de tu barco. Ahí
te has quedado ¿ahora de qué te quejas?
Seguramente
creas que mereces más de lo que recibes y puede que en algún momento eso sea
cierto; pero si piensas un poco en la labor que haces, en el servicio que
prestas a tu empresa o a la sociedad. Si sólo te limitas a hacer tu trabajo sin
querer progresar más, sin poner más tiempo en aprender y en especializarte,
créeme, tu progreso lo has limitado tú.
Dejémonos de
tanto culpar a los demás y hagamos que lo que deseamos se convierta en
realidad, aunque para ello, tengamos que hacer cada día algo más. No te
preocupes por lo que hoy recibes, ocúpate de lo que puedes aportar a los demás.
UN ABRAZO CON EL
VIENTO A FAVOR
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