Hay momentos tan bellos que deberíamos revivirlos con
mayor asiduidad, con ello desterraríamos para siempre los que no nos
conviene recordar.
Sucede, cada vez con más frecuencia, que los
bueno momentos sólo se reviven cuando alguien fallece. ¡Qué ironía de la
vida, somos más importantes y más halagado en nuestro lecho de muerte
que en vida! No digo que ése no sea un buen momento para recordar todo
cuanto de bueno sucedió.
Deberíamos buscar charlar, con más frecuencia,
de los buenos momentos vividos, con nuestras amistades, amigos o
compañeros y buscar las mejores actitudes de cada uno. Seguramente
disfrutaríamos mucho más y nos seria de gran ayuda para vivir el día a
día.
UN REVIVIDO ABRAZO
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