Con lo que ganas
¿qué haces? ¿lo empleas en tu disfrute o te esclavizas al tener que cuidar la
posesión que adquiriste?
Hay multitud de
ejemplos que demuestran cómo nuestras posesiones, lejos de darnos confort y
paz, nos incomodan. Supongamos que, nos compramos un apartamento en primera
línea de playa; vamos 15 días, pero antes debemos de adecentarlo, puede que aún
tengamos momentos de paz durante los demás días, pero acabadas las vacaciones
nos quedan el resto de días del año para cuidarlo, pagar todos los impuestos,
estar pendientes de los problemas que surjan y ,encima, si se lo dejamos a
otros, estamos con la preocupación de cómo lo dejarán, y por si fuera poco este
apartamento que, en principio nos agradaba, nos llega a cansar porque nos
obliga a ir siempre ahí de vacaciones ¿Te suena este ejemplo? La lista es muy
amplia.
No permitas que
el adquirir más bienes te prive de tu libertad y tu tranquilidad.
UN GANADOR Y
TRANQUILIZADOR ABRAZO
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