En ocasiones uno
desea hacer cambios, lo intentas una y mil veces, para llegar a la conclusión
de que no has conseguido nada.
Así nos suele
suceder, nuestras intenciones pueden ser buenas, nuestras acciones pueden
empezar bien, pero al poco tiempo nos venimos abajo y dejamos todo por hacer
¿te sucedió esto alguna vez? ¿Cuántas cosas hemos querido cambiar y no lo
hicimos? Miedo al cambio, miedo a salir de nuestra falsa comodidad, demasiado
esfuerzo, quizás, nos dimos cuenta de que no merecía la pena cambiar nada. Mil
y una excusas para seguir en el mismo punto en el que estábamos.
Cambia lo que
cambiar puedas; acepta lo que tengas que aceptar y, si encuentras algo mejor,
no lo dudes más y cámbialo.
UN ABRAZO
SIEMPRE ES DIFERENTE
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