Deja
que sean mis manos las que hablen por ti; déjame que pueda ayudarte, porque
cuando te ayudo aún siento que puedo ser útil.
Todos
necesitamos de la ayuda de los demás, unas veces puede ser física, otras
económicas, otras asesoramiento y otras, simplemente, que nos acompañen en
nuestro caminar.
Así
es la vida, cuanto mayor te vas haciendo más necesidad vas teniendo de poder
ayudar a otros, de poder transmitir tu saber, de enseñar a las futuras
generaciones lo que deben o no hacer; cuando el mejor consejo que les podemos
dar es que sean ellos mismos y se arriesguen por lo que de verdad quieren, pero
creemos que sin nosotros no serian capaces de salir adelante.
Si
te vas sintiendo mayor, si ya no te queda mucho por hacer, quizás sea el
momento de visitar a otros más mayores que tú y escucharles, porque esa será la
mejor ayuda a que a otros puedas prestar.
SIEMPRE
ESTÁS A TIEMPO DE ABRAZAR
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