A veces lo más evidente se nos oculta de tal manera que ni teniéndolo delante somos capaces de verlo.
Muchas veces se gana más alejándose que quedándose parado. Cuando te
alejas, tu campo de visión aumenta y lo que antes no veías en ti mismo,
empiezas a verlo en los demás, hasta el punto de que los defectos que
ves en los demás, se asemejan a los tuyos.
Empieza a tomar la medida justa para que tu visión sea la idónea y así poder ver lo bueno que posees para no tener que compararte con los demás.
UN EVIDENTE ABRAZO
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