Todo lo que es flexible vuelve a su ser,
puedes doblegarlo cuanto quieras. Esa debe ser nuestra actitud ante las
dificultades.
Muchas veces actuamos a la defensiva,
poniéndonos un escudo totalmente rígido. Creemos que con éste escudo nada nos
puede derrotar, cuando lo que verdaderamente nos haría más fuertes seria el ser
flexibles como el junco, para poder esquivar toda lanza que nos pudiera atacar.
El gran luchador combate sin armas, dejando
que el otro actúe, exponga sus quejas y, después, ayudándole a salir de sus
problemas. Imitemos a estas personas, que nos saben escuchar y comprender.
UN FLEXIBLE ABRAZO
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