Hay costumbres que no deberíamos perder
nunca y, otras muchas, mejor hubiera sido que no las hubiéramos tenido.
Siempre estamos a tiempo de cambiar
cualquier costumbre, sobre todo, aquéllas que dependen de nosotros; máxime
aquéllas que vienen precedidas de malos hábitos. Ésas, si no nos benefician ni
a nosotros ni a otros, hagamos todo lo que esté en nuestras manos para que
desaparezcan. Sé que no es sencillo, sé que cuesta mucho cambiar y sobre todo
esas malas costumbres que tanto nos molestan y molestan a los demás; a veces, harían
bien en decírnoslo, para saber cómo afrontarlas.
Sea como quiera que sea, hagamos lo
posible, si no para cambiarlas totalmente, sí para minimizarlas y hagamos más
hincapié en las buenas costumbres.
UN ABRAZO TENLO POR COSTUMBRE
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