Hay quien dice que no elegimos cómo morir, pero que
elegimos cómo vivir. Tengo serias dudas de que así sea, ni lo uno ni lo
otro.
Vivir, muchas veces, sí que elegimos cómo; pero otras muchas,
somos arrastrados por las circunstancias, al igual que la corriente
arrastra la stena; no tenemos ni iniciativa, ni somos capaces de
anteponernos a los problemas, nos envolvemos en un mar de deudas. Por
poseer cosas nos vemos obligados a hacer unas trabajos o a vivir en un lugar para saldar nuestros préstamos. En definitiva, sin darnos cuenta, estamos en una ruleta donde no tenemos escapatoria.
Por otro lado, en cuanto a elegir cómo y cuando morir, he observado,
cómo personas que parecía que se morían, aguantan días y días, para
hacerlo en compañía de quien ellos querían.
Lo cierto de todo esto
es que a veces sí escogemos cómo vivir y cómo morir y otras veces, no.
Siempre que puedas haz bien tu elección, porque de ella dependerá el
vivir tu vida y en muchos casos el alargarla y , sobre todo, el vivir
más momentos felices.
UN BUEN ABRAZO, SIEMPRE PUEDES ELEGIR COMO Y A QUIÉN DARLO.
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