Hay momentos en los que me limito sólo a
contemplar, puedo pasarme largos ratos contemplando el deambular de las
personas, el movimiento de los animales, el ver pasar las nubes o, simplemente,
contemplo sin saber bien lo que contemplo. Cuando te pones en plan
contemplativo, abres todos tus sentidos a un mar de sensaciones que calan en
ti, haciéndote sentir poseedor de la grandeza de vivir. Puedes ver mucho más de
la mera presencia de los demás, llegando; pues sentir fragancias, casi
olvidadas o que pasan desapercibidas en un estado normal; puedes oír, más allá
de los mundanos sonidos y escuchar ruidos que te sonaran a melodías. Todo
cambia para el que contempla, porque su estado es mucho más profundo que el
natural, podríamos decir que pasas a un estado sobrenatural y al mismo tiempo
existencial.
UN CONTEMPLATIVO ABRAZO
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