A
veces, nos dejamos llevar por nuestros impulsos creyendo que hacemos bien y el
resultado puede ser bien distinto.
Es
verdad que estos impulsos vienen precedidos por lo que sentimos en el l
momento, pero también es cierto que unos somos más impulsivos que otros; quizás
lo ideal sería el equilibrio entre el sentir y el poder frenar un poco nuestros
impulsos. Muchas veces acertamos al ser impulsivos, porque de otra manera no
hubiéramos tomado ciertas decisiones, pero otras muchas, esto es un
contratiempo, ya que nos lleva a precipitarnos y, con ello, a equivocarnos.
Como
quiera que seamos, debemos aceptarnos porque nuestras acciones serán las que
determinen nuestras obras, y si siendo impulsivos logramos que sean buenas,
bienvenidos sean estos impulsos.
UN
IMPULSIVO ABRAZO, COMO NO PODÍA SER DE OTRA MANERA
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