Todos llevamos dentro el duende bueno y el duende malo, de ti depende cuál quieres utilizar...
No siempre somos capaces de controlar estos duendecillos que nos
atosigan ferozmente para cumplir su cometido, es por ello que, sin
nosotros quererlo, no obramos todo lo bien que deberíamos...
Lleva
tiempo y esfuerzo el poder tener el control, solamente creen tenerlo
aquellos que se vanaglorian, los necios, que suelen ser los que, a la
postre, peor se portan. El sabio, el
humilde, el que es buena persona, siempre está alerta y sabe que se
puede equivocar y, cuando sucede, enseguida pide perdón...
Haz que cada vez aflore más el duende bueno que en ti está...
UN ABRAZO CON EL MEJOR DUENDE POSIBLE
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