Nunca creí que pudiéramos transformar el mundo, pero creo que todos los días se pueden transformar las cosas.…
“Todos los cambios, aun
los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía.”
Diferente, muy
distinto era antes. Cuando íbamos al colegio, íbamos a estudiar, a jugar, a
hacer amigos. Las fotos, en nuestros álbumes de recuerdos, muestran a todos los
compañeros haciendo alboroto, molestando, riéndose de la vida. Las clases eran
demasiado magistrales. No había sino tiza y tablero. Los pupitres eran
individuales o pares. Los salones eran inmensos. Cuarenta estudiantes por aula.
Al finalizar la jornada, los grupos encargados del aseo, se dedicaban a limpiar
todo para que al día siguiente el salón estuviese inmaculado.
Había
carteleras para todo. Los horarios estaban a la entrada del salón. De 8 a 12 y de 13 a 17, después, a estudiar,
hacer tareas y volver a la rutina del colegio. Pero eso no era rutina. Era
genial encontrarse con los amigos en los recreos. Ir a la tienda, comprar caramelos
y jugar un rato. Los maletines eran de cuero. Pero los amigos, eran de verdad.
Los profesores eran drásticos, serios y poco amistosos. O se estudiaba o se
estudiaba. Nada de fallar a la hora de exámenes o cuestionarios orales.
Hoy, muy a mi
pesar, no es ni parecido. Niños y jóvenes han tenido oportunidades
maravillosas. La aparición del Internet, el vídeo beam, celulares, todo
facilita el aprendizaje. Y día a día se llena de nuevas tecnologías,
la educación, pero muchos ni siquiera recuerdan los años maravillosos del
colegio, porque el interés no es estudiar, hacer amigos, divertirse, sino pasar
al grado siguiente. Los horarios son laxos, los exámenes diferentes, la vida más
relajada. Poco estudio en casa, mucha televisión y “chatear” por
Messenger.
Los tiempos han
cambiado para bien y para mal. Sin duda el ser humano ha evolucionado mucho en
materia de ciencia y tecnología, y nadie puede negar que ambas ha hecho aportes
sustanciales a la salud, la comunicación, la funcionalidad y comodidad de vida,
etc. Sin embargo, el mismo hombre que ha sido capaz de crear e innovar para
hacerse de más y mejores recursos para una mejor vida, las utiliza mal y hace
que se conviertan en elementos para la destrucción de su hábitat natural, y
para el empobrecimiento de las relaciones humanas. Pienso que el problema no
radica en los cambios, en las invenciones o creaciones...sino en la conciencia
de las personas para hacer uso de ellas. Por ello educación y más educación y
por sobre todas las cosas retornar al respeto por nuestro prójimo son las
grandes necesidades del hombre de todos los tiempos.
Lastimosamente
y muy a nuestro pesar, ya el sexo no tiene la magia que hubo en nuestra época.
Lo descubrimos al terminar el bachillerato y aun después. Hoy, se descubre al
llegar a quinto grado. Ya los niños de diez años saben qué hacer, aunque no lo
sepan. Las niñas están en la “onda” o no son “piolas”. Las cosas son diferentes
actualmente, se conocen y con solo cruzar miradas, ya saben que la siguiente
parada es en la cama, dentro del auto o en un jardín. Los hombres somos las
presas y ellas las cazadoras y en un abrir y cerrar de ojos destruyen lo que
sea; es entonces cuando vienen los ay ay-ay, pues están dispuestas a todos “con
quien sea y como sea; hoy contigo, mañana con él; eso se lava y queda igual” y
se les facilita un “yo te amo, de replica”. Algunas damas se han dejado de
querer ellas mismas, por lo tanto no pueden querer a nadie y nosotros los
hombres pecamos de débiles e inocentes y cometemos errores que muchas veces son
irreversibles, pues se generan muchos daños.
Hoy no hay tiempo de enamorar a nadie, ya todo viene en un kit garantizado que todo ocurrirá el mismo día y al día siguiente se encuentran en el centro comercial y son dos desconocidos más.
Hoy no hay tiempo de enamorar a nadie, ya todo viene en un kit garantizado que todo ocurrirá el mismo día y al día siguiente se encuentran en el centro comercial y son dos desconocidos más.
Pero lo más
grave, lo más preocupante es que muchos van al colegio armados. Algunos llevan
navajas, otros, cuchillos y en el peor de los casos, revólveres o pistolas. La
cuestión es que quieren mostrar quién manda allí. Quién es el patrón en el
grupo o en el colegio. Y lo que antes eran barras de amigos, ahora son
“galladas” peligrosas que implantan el desorden y además, señalan su
territorio. Chantajean a compañeros o docentes.
Los docentes,
en muchos casos, nada pueden hacer ante la arremetida de los “duros”, los que
mandan. Algunos docentes han sido asesinados, otros amenazados. Y nadie supo
quién o quiénes fueron.
Todo cambió de
un tiempo a hoy. Cuando pensábamos que la educación iba a avanzar, a mostrar
progresos, nos encontramos con algo totalmente opuesto. Las reglas son
violadas, muchos padres apoyan a sus hijos, así estos sean peligrosos. Muchos
padres dejaron de ser padres, porque dejaron sus hijos a la buena de Dios. Sin
Dios y sin ley. Porque no fueron o no son capaces de educarlos. No tienen cómo.
Viven ausentes casi todo el tiempo. Sus hijos andan con sus amigos, sus
“parceros”. Y ellos, los padres, confiados, tranquilos.
Hay
preocupación y mucha. La situación no puede continuar así, porque nos vamos a
quedar sin niños y jóvenes. Les encanta vivir el día a día sin preocuparse.
Les agrada salir, rumbear, divertirse, trasnochar. Nadie les impide que
sean así. Y cuando llegan al colegio, no importa si ganan o pierden.
Debemos hacer
algo, pero ya. Los tiempos han cambiado, pero la tecnología no es la única
en los procesos en la educación. Los tiempos han cambiado, pero los
jóvenes de hoy requieren algo más que colegio, tecnología, celulares, facebook.
Los tiempos han
cambiado, pero los niños y los jóvenes requieren… Afecto. Mucho afecto.
Demasiado afecto. Abrazos, muchos abrazos, demasiados abrazos. Amor. Mucho
amor. Demasiado amor.
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