Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido defraudados o, quizá, hemos sido los que hemos defraudado a otros. No tenemos el control de todos nuestros actos, por mucho que lo intentemos. Unas personas parecen estar más centradas que otras y su forma de actuar, en apariencia, puede ser más acertada. Sinceramente, no creo en la inocencia de nadie en este aspecto.
Es verdad que, cuando esperas algo más de alguien y no lo obtienes, te sientes mal, pero tenemos la capacidad de perdonar o de no darle más importancia que la estrictamente necesaria, cuanta menos mejor.
UN ABRAZO, ESPERANDO NO DEFRAUDARTE
No hay comentarios:
Publicar un comentario