Buscamos la posesión, no por la posesión en sí, sino
por el placer que nos produce el conseguirla y el ser propietarios de
ella.
Es por ello que la gran mayoría de las personas cuando empieza
a tener alguna posesión cree tener más poder y no cesa en el empeño de
ir a por más, ya nunca saciará sus ansias de poseer. No me refiero a las
personas que tenemos las posesiones normales para poder desarrollar
nuestra vida con relativa comodidad y seguridad; me refiero al tipo de
personas que amasan grandes fortunas y su ego de poder no les permite
frenarse.
De todos modos, es cierto que el hecho de adquirir algo
nos produce gran satisfacción, primero por el esfuerzo que nos costó y
después por la ansiada recompensa.
UN POSESIVO ABRAZO
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