Gastamos más tiempo, energía y
preocupaciones en lo que creemos que nos va a suceder que en lo que ha sucedido
¿por qué damos tanto poder a estos pensamientos?
Casi siempre, nuestra mayor preocupación es
lo que está por llegar, lo que nos pueda acontecer; sabemos que el futuro es
incierto, irreal, nunca existirá, pero aún así, nuestra máxima preocupación
radica en el después y no en el ahora. Lo más seguro es que, por muy bien que
nos preparemos, el mañana nos sorprenderá; unas veces, gratamente y otras no
tanto. Pero como quiera que sea, casi nunca va a suceder aquello que más
tememos, por lo tanto, dejemos de pensar tanto en el futuro y actuemos más en
el presente.
Las malas noticias llegan antes de lo que
imaginamos y siempre por sorpresa; incluso, los mejores acontecimientos,
también nos suelen sorprender y suelen ser los mejores recuerdos. Acuérdate de
esos buenos momentos ¿cómo te llegaron?
UN SORPRENDENTE ABRAZO
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