No seas tan obstinado, por mucho que
insistas, nada más comenzar a hablar te dejaron de escuchar. No importa que
tengas razón, ni siquiera a quien se lo dices le importa, nada de lo que le
digas y, menos ese tema. No se puede sembrar donde la tierra no es fértil.
No malgastes tus discursos ni tus
razonamientos, máxime, cuando hay otras personas que sí quieren escucharte.
Gastamos más energías en tratar de
convencer a otros de lo que ellos no quieren que en invertir tiempo en nuestro
propio conocimiento.
Ve con aquellas personas que de verdad
sabes están a gusto contigo. Somos muchas personas en el mundo como para
malgastar nuestro tiempo en quien, de nosotros, nada quiere.
DA ESE ABRAZO, A QUIEN SE LO MERECE
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