¿Te acuerdas de aquel día en el que decías
que no podías continuar, que ya todo te daba igual, que habías llegado al límite
de tus posibilidades? ¡Ah, ya no te acuerdas! Normal, todo pasa y me alegro de
que así sea.
Gracias a que tenemos el don de olvidar,
nos viene bien para no torturarnos y hacer de nuestra vida una constante
agonía. No importa el mal por el que pases, ni las dificultades, ni siquiera
enfermedades; al final todo se llega a solucionar de una u otra manera y, una
vez solucionado, ya todo lo pasado es olvidado.
Por eso, amigo, no te lamentes de tu
situación actual porque pasaste por otras como buenamente pudiste y, por esta,
también pasarás. No tengas ninguna duda de que, después de momentos malos,
llegarán otros buenos que los aplacarán.
UN BUEN ABRAZO, POR LO QUE YA PASÓ
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