Hay momentos en la vida en los que nos toca
sufrir algún mal o dolencia. Todo aquél que no acepte esta realidad, es que aún
no se ha dado cuenta de que está vivo.
La supervivencia es así, nunca nadie está
sano de por vida; ya al nacer venimos llorando, quizás se estaba más agusto en
el vientre materno y, en cuanto salimos a la luz, todo se altera y empezamos a
sufrir y, por supuesto, a tener sentimientos dispares. No todo va a ser un
valle de lágrimas, aunque para ciertas personas así parece ser, por lo que les
ha tocado de mala suerte o desgracia. También tenemos grandes momentos de
júbilo, de amor y pasión, que no debemos olvidar.
Sólo te quiero recordar que, no eres tú
solo el que sufre y tiene males; todos pasamos por ahí; sin embargo, la forma
de sobrellevarlos es lo que nos diferencia. Acepta, resígnate, pero sobre todo,
mira hacia adelante, porque eso, también pasará.
UN ABRAZO SIEMPRE ES MOTIVO DE CONSUELO
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