Quizá tú no seas El Salvador
del mundo, pero si hiciste que hoy alguien se sintiera mejor, puede que eso sea
suficiente.
Imagínate la siguiente
escena: un abuelo que pasea con su nieto y su perro de pronto, el niño se
asusta, el perro ladra y el abuelo los calma y prosiguen su paseo. ¿Observaste
la grandeza de la vida? El abuelo pudo sentirse feliz y orgulloso de su buena
acción, el niño se sintió seguro y querido y el perro útil por los ladridos
dados, tratando de proteger a los dos.
Miles de actos similares se
suceden cada día en todo el mundo, hagamos hincapié en ellos y viviremos más
seguros, queridos y agradecidos.
UN PROTECTOR ABRAZO
No hay comentarios:
Publicar un comentario