Ojalá que nada te impida vivir en paz y en sosiego contigo mismo.
Por desgracia, esto no nos suele suceder o, al menos, no con la
frecuencia que desearíamos. No es como cuando éramos niños, que podíamos
enfadarnos o pelearnos entre nosotros y, al minuto, ya estábamos en paz
con todos y con nosotros; nada tenía importancia como para guardarla en
nuestro interior y no dejarnos vivir en paz.
En la medida que nos hacemos mayores, todo va cambiando y vamos dejando menos espacio para vivir en paz; creo que ya no lo volvemos a conseguir, hasta hacernos muy mayores y volvemos a pensar como niños.
Seamos siempre un poco niños y vivamos con más frecuencia esos momentos de paz que tanta falta nos hace.
UN ABRAZO PUEDE SER UN BUEN MOMENTO DE PAZ
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