A veces nos suceden cosas difíciles de explicar , y otras , quizás, tuvieron que suceder para volver a empezar .
Nunca sabremos las causas, pero seguramente lo que nos aconteció no fue
por casualidad, sino por causalidad. Y si esto es así, algún día
daremos gracias por lo que nos sucedió, ya que ello nos abrió y dio
esperanzas de un cambio, que de otra forma no hubiéramos dado el paso.
Acuérdate del trabajo que perdiste, te brindó la oportunidad de otro
mejor; incluso cosas mas sencillas, como perder tu lista de contactos
telefónicos, te limpió tu agenda de aquellas personas que ni siquiera tu
ni ellos se acordaban ya de que existías.
Así pues, agradece el infortunio, que un día será tu mejor aliado...
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