Todos necesitamos alguna que otra victoria para
alimentar nuestro ego y demostrarnos a nosotros y a los demás que somos
algo más que simples seres humanos.
El vernos triunfadores en
cualquier tarea o en cualquier empresa que emprendamos, nos da una
satisfacción que, a la postre, es lo que hace que nuestra vida haya sido
provechosa. Una vida donde no hay triunfos es una vida monótona y con
poca o nula presencia. No digo que tengamos que ser los número uno en
todo cuanto hagamos, ni que recibamos
diplomas o medallas por todo, pero, de vez en cuando, sí que necesitamos
de algún reconocimiento. No es llenar las paredes de títulos, o
trofeos, pero tampoco tenerlas vacías y , sobre todo, hacer uso de todo
cuanto hemos aprendido para ayudar a otros a triunfar, eso es algo que
nunca se podrá recompensar lo suficiente.
Si, por ti mismo, logras que los demás mejoren, ése será el mejor diploma que puedes exhibir.
DA UN TRIUNFAL ABRAZO, POR EL MOTIVO QUE SEA
No hay comentarios:
Publicar un comentario