A veces te crees que tienes algo, que tienes apoyos,
que tienes quién te defienda, que tu seguro te cubre todo y ... triste
realidad, a la hora de la verdad, no tienes nada.
Puede darse el
caso, y de hecho así suele suceder, que te den la espalda los amigos,
incluso algún familiar. Siempre se ha oído de hermanos que se dejan de
hablar, por rencillas; o de padres e hijos, por cosas a las que en su
día se les dio más importancia de la debida; pero cuando una tragedia
acontece a esa familia, es muy probable que se olviden las rencillas y
vuelva de nuevo la unión familiar, con la pérdida, eso sí, el tiempo
pasado con buenos momentos perdidos, esos ya nunca volverán.
Si hoy
toda tu familia está bien, cuídala, es el mayor tesoro que puedes
guardar; los amigos, también, aunque no serán tantos como creemos tener,
de todos modos cuidémoslos. Nunca sabremos qué hemos de necesitar ni a
quién podemos ayudar.
UN FAMILIAR Y AMIGABLE ABRAZO
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