A veces sería capaz de pagar dinero por
trasmitir mi alegría, otras en cambio, pagaría por que los demás me la
trasmitieran a mí.
Hay demasiada tristeza en este mundo,
hay muchas personas que en su cara no se refleja alegría alguna; los problemas
les acechan como lobo feroz para impedirles mostrar alegría alguna. Quien no
tiene problemas económicos, los tiene de salud o emocionales y, si no los tiene
se los inventan, pero la preocupación y el desánimo reina por doquier.
Dejémonos de tanta tristeza y busquemos
esos momentos de alegría, juntémonos con personas alegres o vayamos a ver cine
teatro, veamos programas divertidos; aislemos la tristeza con besos, caricias o
abrazos, fijémonos en la alegría de los niños e imitémoslos, pero por favor,
seamos un poco más alegres cada día.
UN DIVERTIDO Y ALEGRE ABRAZO
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