Cuando
no sepas qué decir, cállate; cuando no sepas qué hacer, estate quieto; cuando
no sepas qué escribir, deja tu mente libre y ella se pondrá a actuar.
Esto
es mágico, pones los dedos en el teclado y, casi por inercia, se mueven y se
ponen a escribir; es como cuando te sientas para conducir, si no eres un
principiante no necesitas ni pensar para poner el vehículo en marcha. Nuestra
mente funciona del mismo modo, déjale un poco de espacio, no la agobies y ella
se pondrá a pensar más deprisa de lo que crees y te dará la solución, al menos,
a esos problemas más sencillos o a cualquier pregunta que le formules.
¿Te
sucedió alguna vez, que no dabas con la respuesta correcta, dejaste por un
tiempo esa cuestión y, después, sin saber cómo tu mente te dio la solución? No
obligues a nada, ni a nadie, ni a tus pensamientos, deja que fluyan libremente.
UN
ABRAZO SIN PENSAR
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