Cualquier
cosa que nos propongamos se puede mejorar, pero debemos de tener cuidado porque
también lo podemos empeorar sin darnos cuenta.
Todo
es mejorable y nunca todo lo vamos a hacer perfecto, tampoco precisamos que
todo sea perfecto porque quizá el esfuerzo a realizar por adquirir esa
perfección no valga la pena. Es cierto que debemos y tenemos la obligación de
mejorar todo cuanto se pueda, pero tampoco hasta llegar al limite de
entregarnos por entero a ello y abandonar otros proyectos que podrían estar
dando mejores resultados.
Lo
que es seguro es que no tenemos que preocuparnos por lo que vaya a empeorar
porque esto va llegando, a veces, de golpe o paulatinamente; ante esto sólo nos
queda aceptarlo de la mejor manera posible, sobre todo si de la salud se trata.
Si
de verdad eres de los que se creen un perfeccionista en todo lo que hace,
olvídalo, eso jamás, nadie lo logró.
UN
ABRAZO SIEMPRE ES PERFECTO
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