Todo lo pequeño nos parece más hermoso, un bebé, un gatito, un perrito, etc. ¿será que en ellos no vemos maldad y sólo vemos ternura? Si esto es así, aprendamos a ver lo grande como pequeño.
Qué bonito sería poder ver siempre el mundo con los ojos de un niño, que bonito el poder enfadarse y al minuto olvidarse de todo como si nada hubiese sucedido, qué bonito sería poder jugar como ellos juegan sin guardar rencor o sin reírse del adversario porque ganó, qué bonito sería el seguir con la espontaneidad que éstos tienen y dar un beso sin más o un abrazo.
Pues si todo esto quieres revivir, si el mundo te parece demasiado grande, cierra tus ojos y mira cómo tu niño interior todo lo trata con buena fe y con amor.
UN ABRAZO SIEMPRE ES ALGO GRANDE
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