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jueves, 3 de julio de 2014

Terminar cuando hay amor!!




Una de las situaciones que más han dado tela de dónde cortar a novelistas, poetas y guionistas: la separación de dos personas que se aman profundamente pero que las condiciones de sus vidas y decisiones obligan a separarse. Porque la separación no es concebida por falta de amor o por fracturas emocionales.
Por lo general queda una herida abierta por muchos años. Quizás casi todos los seres humanos necesitemos de una razón rencorosa, casi un cataclismo para dejar ir a una persona por la que alguna vez fuimos capaces de ‘dar un riñón’. Pero en estos casos no es así y uno se despide en el aeropuerto, estación del tren o en plena calle llorando y sollozando con la cochina duda de si se volverán a ver o si debes comenzar a pensar en sanarte y buscar un nuevo amor. Aún así, precisamente por esa separación sin causa amorosa, quizás pases toda tu vida recordando a esa persona con una nostalgia especial. Y nunca falta los que realmente se obsesionan al grado de canonizar emocionalmente a ese amor perdido.
Los terapeutas aconsejarán ‘dejar ir esa emoción’, analizar qué generaba en nosotros esa persona que ahora vemos perdida y que no es la persona como tal sino una parte de nosotros que está agonizando, los freudianos también apelarán a que encontremos la relación de nuestros progenitores con ese dolor. El caso es que duele hasta el tuétano. ¿Y cuando se está en dicha situación? Cuando existen hijos, pseudo amigos y entorno pernicioso. Tambien ocurre cuando una de las partes carece de la personalidad necesaria para enfrentarse al mundo en defensa de ese amor.
Realmente no hay consejos exactos para estos casos, sólo dejar ir a la persona y confiar, tener fe. Saber que debemos ponernos un plazo sano para esperar y si con la cabeza fría que nos dará un  buen tiempo separados, analizamos que no hay realmente mucho qué esperar, instarnos a despedirnos emocionalmente de la situación. Uno puede culpar a la mala suerte, maldecir, despotricar pero cuando el final es inminente, no queda más que aceptarlo. Pero siempre será necesario permitirnos doler (de duelo), cicatrizar, sanar y darnos el permiso del desapego para dejar ir. Antes.
Y claro, comprender lo que nos está sucediendo a nivel cerebral. Cuando depositamos toda nuestra obsesión en alguien que no nos corresponde, el cerebro no detendrá su curso ‘enamoratorio’ y yo estoy feliz de sentirme enamorado, la mayoría de los humanos transita toda una vida sin haberse enamorado jamás. De hecho, el enamoramiento se acrecienta cuando somos rechazados o terminamos en ese momento de enamoramiento. Por ello no podemos sólo olvidar y seguir con nuestra vida. El sistema de recompensa cerebral que nos insta al deseo, la ansiedad, el apego está más activo que si hubiéramos permanecido juntos, debido a que no puede obtener su dosis. El dolor será intenso por el síndrome de abstinencia.
Por ello, podemos permanecer enamorados de alguien por más tiempo que si hubiéramos tenido la ‘buena suerte’ de empatar. Porque seguimos enamorados de la distorsión de la realidad que creamos, nunca cayeron los velos.
No entres en pánico, eso también pasará. Tu cerebro se defenderá, se hará resistente a esas sustancias y la ansiedad irá desapareciendo? Darse tiempo.
¿Les ha pasado? ¿Cuál fue tu experiencia?


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