No me atrevía, me daba miedo, no confiaba en mí, ni
en lo que me iban a contestar, no era capaz ni de pronunciar palabra;
hasta que por fin, en un momento de valor, me atreví y se lo dije ....¡
Ufff qué sensación de alivio!
A veces, cargamos con algo a nuestras
espaldas, sin necesidad de hacerlo o por mucho tiempo, cuando lo más
sencillo sería dejar la carga y continuar nuestro devenir, contentos y
felices. Sólo por no atrevernos a pedir perdón, sólo por no disculparnos
en el momento, sólo por no mostrar nuestros sentimientos, cargamos con
ese pesar y , quizá, cuando lo queremos manifestar ya fue tarde.
No demores más, di lo que tengas que decir a la persona en cuestión y deja de cargar con una culpa que no te deja vivir.
UN ALIVIADO ABRAZO
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