Aunque parece mentira, puede que sea verdad; porque, a
veces, lo que vemos ni siquiera es real y lo que imaginamos puede
convertirse en realidad.
He ahí la gran diferencia, que no viendo si
persistimos y lo imaginamos como que ya lo tenemos, con la suficiente
fuerza y sin perderlo de la mente, al final acaba haciéndose realidad.
Muchas veces pensamos en vivir en un sitio o en una ciudad en concreto y
al cabo de un tiempo acabamos viviendo allí. Simplemente, vimos el
lugar y nuestra mente no lo olvidó y se hizo real. Otras veces, vemos
algo, creemos que va a ser nuestro y para cuando queremos tomarlo,
alguien se lo llevó.
La vida es así, toda una creencia, de lo que es, de lo que no es y de lo que puede llegar a ser.
UN ABRAZO, DE VERDAD
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