Todos tenemos nuestro espacio preferido y, cuando éste nos lo ocupan o nos lo quitan, ya no nos sentimos igual de a gusto. Es tanto el apego que llegamos a tener por ese espacio que, incluso, deseamos que se vaya quien lo ocupa para ponernos nosotros.
Alguien dijo "somos animales de costumbres fijas" y creo no le falta razón, ya que tomamos unos hábitos y maneras que son difíciles de dejar; cada quién tiene sus vicios y sus defectos y afectos y con ellos aprendemos a vivir. Es más, el día que hacemos algo diferente, nos sentimos confundidos, aunque después, nos reconforte.
No es fácil salirse del camino trazado, aun sabiendo que nos lleva al mismo sitio de siempre, procuramos que ese camino exista por mucho tiempo a pesar de que el transitarlo no nos dé el resultado deseado.
UN ABRAZO DÓNDE QUIERAS Y A QUIEN QUIERAS
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