FELIZ MARTES
Todo trabajo tiene su recompensa.
Cierto es que, cuando comenzamos en un trabajo nuevo, nuestras energías, entusiasmo y ganas de hacer son inmensas, hasta llegado el momento del cobro en el que creíamos que eso nos iba a satisfacer todas nuestras necesidades; es ahí donde comienza a girar la rueda y, lo que en un principio soñábamos que podríamos hacer con ese salario, lo vamos reduciendo a lo que realmente ganamos y, nuestros sueños se van achicando, nos vamos conformando con un coche más pequeño, un piso a las afueras, unas vacaciones a los sitios más baratos y así sucesivamente, repitimos año tras año, sin pararnos a pensar que, quizás con otro esfuerzo, podríamos ampliar nuestros ingresos.
No limitemos nuestros gastos ni tampoco nuestros ingresos, hagamos que vayan en concordancia.
UN PODEROSO ABRAZO