¿Por qué me gritas? ¿Acaso crees que por eso te voy
a escuchar mejor o hacerte más caso? Muchas veces chillamos sin saber
bien por qué lo hacemos.
Tenemos la creencia de que si elevamos
nuestra voz, nos escucharán mejor y, nada más lejos de la realidad, ya
que el sonido fuerte no le gusta a nadie, tendemos a defendernos y
desconectamos nuestro entendimiento, llegando a no escuchar nada. Es
verdad que, la atención la llamamos con dar un grito, pero quizá, sería
más conveniente tocarle el hombro a la persona en cuestión y decirle
con palabras amables lo que con gritos queríamos decirles.
Se
consigue mucho más con gestos sencillos y amables, que con palabras
altas y mal sonantes. Si sientes la tentación de chillar, ponte tu mano
en la boca, no olvides que tienes dos y en unos segundos, se te habrá
pasado las ganas, después lo tomaras como un sencillo hábito.
UN SILENCIADO ABRAZO
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