Hay momentos estelares que, compartidos con
los familiares, engrandecen nuestros días y dan paso a una mejor convivencia,
donde las penas se olvidan y las alegrías florecen.
Son momentos que, una vez vividos, no
debemos echarlos al cajón del olvido, sino más bien, debemos ponerlo ahí, cerca
de la almohada, para que en esas noches de insomnio por las preocupaciones,
dolores, problemas o cualquier acontecimiento triste, lo abramos y hagamos uso
de ellos, como si lo estuviéramos viviendo de nuevo en el presente. Sé que esto
no viene a solucionar apenas nada, pero al menos esos instantes los haremos más
llevaderos.
Hagamos un buen cúmulo de esos momentos
especiales que, cuantos más tengamos, menos espacio dejaremos para los momentos
de infortunio.
UN ESTELAR ABRAZO
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