Hemos tomado decisiones erróneas que nos han llevado a
situaciones extremas. Otras, han sido buenas y nos han llenado el corazón de
satisfacción. Hemos luchado y también amado. No siempre nos han correspondido
en el amor, ni nos han recompensado las luchas... Pero, en definitiva, hemos
actuado según nuestra cabeza nos ha enseñado y nuestro corazón nos ha guiado.
¿Críticas? Siempre... Pero saben, si algo he aprendido es que a pesar de mis
malas decisiones, he sido puramente yo. Loco o no. Equivocado o acertado, pero
puramente yo.
Lo que extraigo de
todo esto, es que nunca hay que ir con la cabeza gacha. Uno es lo que es. Y si
hemos causado daño, ha sido en la creencia de que lo que hacíamos estaba bien…
Por tanto, querida,
¡cabeza alta! Que si hay alguien que no se equivoca nunca, yo meto las manos al
fuego y me las dejo quemar.
Cabeza alta, y
¡borrón y cuenta nueva!
No hay comentarios:
Publicar un comentario